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miércoles, 25 de julio de 2012

Welcome to Sarajevo

El viaje a Sarajevo me pilló por sorpresa, me enteré dos días antes que ibamos a hacer ese viaje... Pero no me lo pensé mucho la verdad.
Entre risas, cervezas y comida, pasamos tres días inolvidables, creo que volví con dos o tres quilos encima. 

El domingo a las 18.00 cogíamos el tren y después de viajar durante más de 12h de noche, en trenes lentos, sin clima, casi sin poder dormir, cada 2h revisor de tíquets o policías pidiendo pasaportes y documentación, llegamos con un retraso de más de 2h a Sarajevo, a las 9.30.

Nos lanzamos a la busca del desayuno y lo encontramos en un bar cercano del centro, una vez satisfechos, deambulamos durante un rato, bajo el fuerte sol de Sarajevo, sintiéndo la ciudad, pisando hacia el hostel, pero tampoco parecía importarnos dar pasos sin fortuna alguna; manadas de perros corriendo, manadas de humanos caminando dentro del mercado, fuera del mercado, en la parte antigua, en la parte nueva, cruzando la calle, trabajando, sobreviviendo, viajeros dirigiéndose a algún sitio o transehúntes caminando sin dirección fija... Coches, motos, tranvías, semáforos funcionando sin descanso que te obligan a cruzar rápido la calle. Sin duda es una ciudad viva, llena de energía, con un olor especial y en la que se vive diferente; si se presta atención al alrededor, tiendas y bares conviven con vendedores ambulantes y supervivientes, conviven tambiés los burkas con escotes, edificios destruidos con pantallas de plasma, lo último en hip hop o dance con cánticos musulmanes, un lugar repleto calles, callejones y contrastes.

No obstante, aunque la mayoría de sus ciudadanos han aprendido a convivir con un pasado teñido de rojo, para nosotros fue imposible no mostrarnos impresionados ante la magnitud y violencia que poseé una guerra, incluso 12 años después, podías ver en sus muros los recorridos de balas, las Rosas en el suelo: son los restos de las bombas que explotaron y mataron a muchas personas, puedes verlas en cualquier parte de la ciudad. Edificios y tejados derribados o aún por construir. En cada parque un pequeño cementerio con tumbas y gente rezando ante los muros de los caídos en la guerra. Tuvimos la suerte, si puedo decirlo así, de poder ver una manifestación de unas 60 personas que llevaban una pancarta en la que se podía leer: No podemos olvidar, no queremos perdonar...
En resumen Sarajevo es una ciudad llena de cicatrices. A la vez que espeluznante es encantadora.

-Escribe una nota de despedida y lánzate a viajar-


Os dejo los enlaces del vídeo que grabé de todos nosotros durante estos 3 días, nos lo pasamos genial:

Sarajevo


Salut i Canya!









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